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  • Foto del escritorEva Quesada

el futuro del teletrabajo: nada claro




Los últimos estudios para medir el impacto del COVID 19 en el talento indican que el trabajo flexible y la seguridad financiera al subido al top de requisitos por parte de los candidatos. De hecho, antes de Marzo de 2020, sólo el 22% de las empresas ofrecían teletrabajo de forma ilimitada, mientras que para el final de año, el porcentaje aumentó hasta el 62%.


Aquí os dejo más datos interesantes recogidos por Universum en su estudio COVID-19: Employer Pulse Survey durante el periodo entre Abril y Noviembre de 2020.




El reciente informe de PwC Remote Work Survey, presenta también una perspectiva muy optimista, con un 83% de respuestas de empleados que califica su teletrabajo como “un éxito”. PwC coincide con la “mini” encuesta que hicimos en el instagram de ENcambio - No os preocupéis PwC, aún no somos competencia :-)

No hay consenso entre Dirección y empleados en la distribución óptima de horas en oficina y remoto.

Según el mismo estudio de PwC, hay visiones contrapuestas: mientras los empleados preferirían poder trabajar desde casa 3 días por semana, parece que la mayoría de organizaciones espera que vuelvan a la oficina full-time, 5 días por semana. Además, para Julio de este año, el 75% de los ejecutivos esperan que al menos la mitad de los empleados estén trabajando en las oficinas, mientras que solo el 60% de los empleados lo esperan.


Más de la mitad de los empleados (un 55%) preferirían trabajar en remoto al menos 3 días por semana después de la pandemia.

Por su parte, aunque las compañías ofrecerán opciones de teletrabajo puntuales, esperan que después de la pandemia, la mayoría de sus empleados vuelvan a la oficina full-time 5 días por semana.

Revisar y adaptar la EVP

La polémica está servida. Las organizaciones cuya mayoría de colaboradores pueden trabajar en remoto, tendrán que revisar su EVP o PVE (Propuesta de valor por empleado) para adaptarla a esta nueva realidad.

Para ello será imprescindible estar atento a las percepciones y experiencia de los colaboradores para identificar tanto cuestiones tangibles (herramientas, software, organización de reuniones…) como intangibles (sensaciones, mix de agendas personal y laboral...) De nuevo, el cambio es inevitable, y el éxito en esta transición dependerá de la capacidad de transformación de personas y organizaciones.

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